En la refinación de aceites vegetales, el proceso de deshidratación (o "desgoma") es una etapa crítica que determina la calidad final del producto y la eficiencia de las siguientes operaciones como neutralización, decoloración y destilación. Este artículo analiza cómo se aplica esta técnica en aceite de soja y colza, dos de los aceites más utilizados a nivel global.
La deshidratación elimina fosfolípidos, proteínas y otros compuestos hidrofílicos presentes en el aceite crudo. Estos impurezas no solo afectan el sabor y la estabilidad oxidativa, sino que también interfieren con los procesos posteriores. Por ejemplo, en aceite de soja, los fosfolípidos pueden causar espuma excesiva en la desodorización, reduciendo la eficiencia térmica hasta un 15% si no se eliminan adecuadamente.
| Proceso | Temperatura óptima (°C) | Tiempo de reacción (min) |
|---|---|---|
| Deshidratación por agua (hidratación) | 60–70 | 15–30 |
| Deshidratación ácida | 75–85 | 20–40 |
Según estudios de la Universidad de Illinois (2022), el uso de agua caliente en lugar de agua fría mejora la remoción de fosfolípidos en un 25% para aceite de soja. En cambio, el método ácido es más efectivo para aceites con alto contenido de glicolipidos, como el de colza, donde puede reducir el contenido de impurezas hasta un 90% si se controla bien el pH entre 2.5 y 3.5.
Una planta en Argentina que procesa 50 toneladas diarias de soja reportó una mejora del 30% en la eficiencia del sistema de desodorización tras implementar un control automático de temperatura y tiempo en su proceso de hidratación. El mismo caso ocurrió en una fábrica en Francia con aceite de colza: al ajustar el pH con ácido fosfórico en lugar de acético, lograron reducir los residuos sólidos en el lodo de deshidratación en un 40%, lo que disminuyó costos operativos.
Estos ejemplos demuestran que pequeños ajustes técnicos —como mantener una temperatura constante o usar ácidos específicos— tienen impactos medibles en la calidad del aceite y la rentabilidad del proceso. Además, la estabilidad del proceso reduce la variabilidad entre lotes, lo cual es clave para cumplir con normativas internacionales como ISO 22000 o HACCP.
Si trabajas en producción de aceites comestibles, entender cómo optimizar la deshidratación no solo te ayuda a mejorar la calidad del producto final, sino también a reducir desperdicios, evitar paradas no planificadas y ganar confianza en mercados exigentes como Europa o Japón. La clave está en el control preciso de variables como temperatura, pH y tiempo de mezcla.
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