En la industria de la refinación de aceites, el paso de deshidratación (desglicolización) es crítico para garantizar la calidad final del producto. Una mala gestión de variables como la humedad, temperatura, intensidad de mezcla y tiempo de sedimentación puede reducir la eficiencia del proceso en hasta un 30%, según estudios de la International Society of Oilseed Processors. Aquí descubrimos cómo controlar estas variables con precisión para lograr una producción más estable, rentable y sostenible.
| Variable | Rango óptimo recomendado | Impacto si se desvía |
|---|---|---|
| Agua añadida (%) | 0.5–1.2% | Demasiada agua → emulsión difícil de separar; poca agua → pérdida de fosfolípidos |
| Temperatura (°C) | 60–70°C | Por debajo de 55°C → baja actividad química; por encima de 75°C → riesgo de oxidación |
| Tiempo de sedimentación (min) | 30–45 min | Menos de 20 min → partículas no separadas; más de 60 min → ineficiencia energética |
Un caso real de una planta en Argentina mostró una mejora del 22% en la recuperación de aceite tras implementar un protocolo estandarizado basado en datos reales de cada lote. El error humano —como ajustes manuales sin medición precisa— fue responsable del 60% de las variaciones en calidad antes del cambio.
La mayoría de los fabricantes aún usan métodos tradicionales para determinar el punto final del deshidratador. Esto lleva a decisiones subjetivas y costosas. En lugar de eso, se recomienda:
Según el Dr. Luis Fernández, ingeniero de procesos en la Universidad Nacional de La Plata, “la digitalización del deshidratador no es opcional. Es la diferencia entre producir un aceite de calidad constante o uno que varía día a día.”
Las nuevas tecnologías, como sistemas de control inteligente basados en IA, permiten ajustar automáticamente la velocidad de mezcla y la temperatura en función del flujo de entrada. Esto reduce el consumo energético hasta un 18% y mejora la consistencia del producto final.
Cada lote de semilla tiene características únicas. Por ejemplo, el aceite de girasol presenta una mayor resistencia a la emulsión que el de maíz. Por ello, aplicar una sola fórmula universal es un error común. La solución es diseñar perfiles de deshidratación personalizados para cada tipo de aceite, validados con pruebas piloto en laboratorio.
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