En la industria de refinación de aceites comestibles, el paso de deshidratación (o "desglicolización") es clave para garantizar la calidad final del producto. Sin embargo, muchos fabricantes aún dependen de métodos tradicionales y subjetivos que generan inconsistencias. Según estudios recientes, hasta un 30% de las pérdidas de calidad en aceites refinados se deben a errores en este proceso, especialmente cuando no se controlan variables como la cantidad de agua añadida, la temperatura o el tiempo de sedimentación.
| Variable | Rango Óptimo | Impacto si No Se Controla |
|---|---|---|
| Agua añadida (%) | 0.5–1.5% | Exceso → emulsión persistente; Deficiencia → baja eficiencia de remoción de fosfolípidos |
| Temperatura (°C) | 55–65°C | Baja → mezcla ineficiente; Alta → degradación térmica de componentes volátiles |
| Tiempo de sedimentación (min) | 30–45 min | Insuficiente → partículas suspendidas; Excesivo → pérdida de rendimiento |
Un caso real de una planta de aceite de girasol en Argentina muestra cómo implementar un SOP basado en estos parámetros redujo la variabilidad del contenido de fosfolípidos del 1.2% al 0.3%, mejorando significativamente la estabilidad oxidativa del aceite final. El equipo técnico comenzó a registrar cada corrida en una hoja digital con validación automática de datos —una práctica recomendada por expertos en manufactura inteligente.
Uno de los errores más frecuentes es confundir el punto final de deshidratación con una simple separación visual. En realidad, el verdadero indicador es la conductividad eléctrica del lodo acuoso. Si esta no cae por debajo de 50 µS/cm, significa que aún hay fosfolípidos activos en la fase acuosa. Otra trampa común es usar una sola fórmula para todos los tipos de aceite. Por ejemplo, el aceite de soya tiene menor contenido de fosfolípidos que el de girasol, por lo tanto, requiere menos agua y menor tiempo de mezcla.
La integración de tecnologías como sensores de conductividad en línea permite monitorear en tiempo real el estado del sistema sin necesidad de análisis químicos manuales. Esto no solo mejora la precisión sino que también reduce el riesgo de errores humanos. Empresas que han adoptado estas soluciones reportan una reducción del 40% en tiempos de ajuste y un aumento del 25% en la consistencia del producto final.
No todos los aceites son iguales. Un estudio comparativo entre aceites de coco, girasol y soya reveló que los mismos parámetros de agua y temperatura generan resultados muy distintos. Por ejemplo, el aceite de coco necesita temperaturas más bajas (45–50°C) para evitar la formación de emulsiones difíciles de separar. La adaptación del SOP no es opcional; es una necesidad técnica para mantener la competitividad en mercados exigentes como Europa o Japón.
Si tu empresa está buscando mejorar su proceso de deshidratación, no basta con seguir instrucciones genéricas. Necesitas un plan claro, medible y adaptable. Ya sea que trabajes con aceites vegetales, animales o incluso aceites de alta gama como el de oliva, la clave está en automatizar el control de variables y validar cada etapa con datos reales.
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